Fernanda Pereyra, la voleibolista sanjuanina que representará al país junto a Ana Gallay en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, tiene una historia ligada al deporte, pero que pudo direccionar del vóley indoor al vóley de playa, gracias a la posibilidad de representar a San Juan en unos Juegos Deportivos de Playa en el 2017.
En el año 1999, con solo 8 años, Fernanda Pereyra comenzó a jugar al vóleibol. La influencia era grande y no desoyó ese llamado familiar, ya que su hermano, tres años mayor integraba las divisiones inferiores de Obras y fue una influencia importante, como así también su mamá Liliana, una exjugadora que se encargó de insertar el deporte en la piel de sus hijos.
La sanjuanina, que el mes pasado cumplió sus 30 años, comenzó en UVT y después se fue a Obras. Con 18 años llegó a UPCN, donde comenzó a alternar entre jugadora y entrenadora, practicando el vóley de playa como un pasatiempo de verano. Sin embargo ya destacaba como una buena jugadora de Beach y en el 2017, fue convocada por la Secretaría de Deportes para formar dupla con Agustina Almarcha y representar a San Juan en los Juegos Argentinos de Playa en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, junto donde Ana Gallay era local y ganadora de la medalla dorada.
Las sanjuaninas finalizaron en 10ª posición, pero la actuación de Fernanda no pasó desapercibida, ya que Ana Gallay la invitó aprobarse en la selección Argentina. Desde ese momento, el Beach dejó de ser un pasatiempo para convertirse en deportista de elite nacional. Fernanda no lo dudó y juntó el presupuesto para participar de la prueba en Enero del 2018 en Mar del Plata, y desde ahí la historia es conocida.
Fernanda está a pocos días de su primer Juego Olímpico y aseguró que «con respecto a nuestros rivales, todos los grupos son difíciles y todos son los mejores del mundo. Estamos en los Juegos Olímpicos y nos prepararnos para poder dar nuestra mejor versión, en el máximo nivel”, comentó la sanjuanina radicada en Mar del Plata.
Fuente: Sisanjuan.